martes, julio 18, 2006

El Museo o La Decadencia Argentina es un edificio

Desde mi infancia, el Museo de Ciencias Naturales de La Plata ocupa ese lugar donde se guardan las instituciones de excelencia, esos rincones que son mejores que el promedio, que tienen el orgullo de ser argentinos y a la vez de ser reconocidos mundialmente.....ese rincón de las cosas que alguna vez este país fue capaz de construir en una época dorada, lejana, casi mitológica.

Por esas cosas de la vida, sin embargo, nunca lo había visitado. Y por esas cosas de la vida, el domingo pasado, gris, húmedo, un pedazo del otoño en pleno invierno, se me ocurrió saldar esa deuda y me fui al Museo, con la secreta esperanza de reconfirmar mis ilusiones infantiles.

Mientras iba por la autopista traía a la memoria imágenes del Perito Moreno, de Ameghino, del milodonte del que hablaba Chatwick en In Patagonia, de investigadores de blanco, de colecciones que no se encuentran en otros museos.

Llegar al Museo, que se encuentra en el medio del Bosque en La Plata, puede insumir más tiempo del necesario, porque la señalización es una costumbre que aún no ha prendido en la zona. Finalmente, apelando al viejo "flaco, cómo hago para llegar al Museo?", encontramos el camino que nos llevó a nuestro destino.

Lo primero que me impactó fue la impresión de decadencia general del edificio por fuera, lleno de manchas de humedad, pintura descascarada y arreglos en mal estado. Construido hace más de 120 años, no deja de asombrar que el país se haya permitido en esos años montar un edificio de esa magnitud en una ciudad que era solamente un sueño recién nacido. Y es por eso que disgusta más observar como ese mismo país no es capaz siquiera de mantener el aspecto del edificio en forma digna....

Por dentro la situación es ligeramente mejor, especialmente en el caso de algunas exhibiciones de dinosaurios y una del origen de la Tierra en la que se incorporaba material audiovisual. Pero en general todo el Museo deja la sensación de decadencia de los viejos gabinetes de ciencia habituales en algunos colegios hace 40 o 50 años atrás. Esa misma sensación que da entrar al Pellegrini, o en su momento a la Confitería del Molino, como ver a una señora mayor, de la que se puede adivinar una pasada belleza pero a la que los años, la desidia y la pobreza le han robado su atractivo.

La colección del museo es interesante, aunque su presentación es muy atiborrada y despareja: hay exhibiciones muy bien montadas y contadas y otras que parecen algo desiertas o por la mitad. Las explicaciones junto a cada exhibición son buenas aunque heterogéneas en su estilo, como escritas por distintas personas y para distintos públicos. Algunas de las ilustraciones son un tanto infantiles o anacrónicas (hay una de un ictosaurio comiéndose a un dinosauro volador que parece una viñeta de Billiken de hace 60 años)

Lo más impresionante es el esqueleto (en realidad es una copia en yeso) de un dinosaurio, que se exhibe en uno de los salones de la planta baja. Se trata de una donación de Mr Carnegie a Saenz Peña en los primeros años del siglo XX....

El mejor ejemplo de lo que es el Museo es la famosa sala de los huesos de mamíferos. Allí, un poco amontonados, en vitrinas, en el medio de la sala y hasta colgando de las vigas del techo se encuentra una maravillosa colección de osamentas de mamíferos que incluyen desde varios primates superiores, caballos, perros y elefantes hasta varios cetáceos de gran tamaño que cuelgan de los techos. Lo impresionante es que en una de las vitrinas se ve una foto de la sala en 1910....y parece sacada ayer, pues prácticamente nada ha cambiado en 100 años!

Me fui del Museo con el sabor amargo de comprobar una vez más lo que han hecho generaciones de gobernantes ineptos con el país que construyó la generación que nos gobernó desde 1860 hasta el 1930. Y lo que más bronca me dio, es saber que hay idiotas que justifican el destrozo, la desidia y la ignorancia posterior, y pretenden hacernos creer que ese país al que llegaron millones de inmigrantes, que pasó de ser un desierto en el fin del mundo a una nación más rica que muchas de Europa, que fue capaz de montar un Museo como este en una ciudad inexistente, esos idiotas (repito) nos quieren hacer creer y hasta quizás creen que en realidad era una porquería.....

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