Los ex kirchneristas

Como siempre sucede cuando un cacique peronista empieza a perder poder, de a poquito se le despegan sus seguidores, primeros los más críticos y después la masa. Ahora le pasa a K,  como antes le pasó a Duhalde, y antes a Menem...

Pero los ex K a los que me refiero, es ese amontonamiento de políticos de diversa calaña que ocupan el espacio que en Argentina se denomina, casi como una broma inconciente, progresismo. Hay de todo en ese dulce montón, desde los eternos confundidos marxistas (ya bastante envejecidos) que ante la desesperación de no entender cómo es que las masas no los siguen repiten un entrismo cansino que siempre les sale mal, hasta gente razonable, honesta, formada  e inteligente, como la Michetti o Martín Sabatella. Y de él quiero hablar. Creo que junto con mucha otra gente de TODOS los signos políticos, forma parte de un grupo emergente que va ronda los 40 y pico y que podríamos llamar la generación D, por ser aquella que no llegó a participar de esa confusión masiva y sanguinaria de la década de los 70 y que nació a la vida política a mediados de los 80s. Ese grupo es el que está empezando a empujar hacia el retiro a la generación de pelotudos que los precede (que podríamos llamar Generación P) . Y me alegro, por los P son parte del problema y porque en general estos D, aún en los extremos ideológicos, son gente más preparada, con menos mochilas y culpas y que entienden mucho mejor el mundo actual, sin necesidad de referirse todo el tiempo a sucesos de hace 30 o 40 años para justificar sus acciones actuales. 

Sabatella sería un candidato al que podría considerar votar, si lo hiciera en la provincia. Pero tiene un problemita que me preocupa: dice que está desencantado de Kirchner. Y se que nunca fue un kirchnerista, pero si fue un compañero de ruta del kirchnerismo. Y eso implica que alguna vez creyó que Mr K valía la pena. Eso no me parece grave en un ciudadano de a pie: un error de juicio, basado en información parcial es tan común como las hormigas después de la lluvia. Pero un líder político hay un error que no puede cometer: el error en juzgar el carácter de las personas. Un verdadero líder se distingue precisamente por eso, no por dar órdenes, ni por su sabiduría, ni por su carisma. Y no haberse dado cuenta desde el principio del tipo de persona que K es, me parece que revela una debilidad en Martín como líder que lo aleja de las grandes ligas casi automáticamente (porque esa capacidad para evaluar personas y caracteres no se desarrolla cuando ya estás grandecito). Y me parece una pena. Porque si hay algo que le falta al país y a la clase política, aparte de honestidad y talento, es liderazgo. Y gente que demuestre en la práctica que ser un líder no es lo mismo que ser un mandón. 

Una pena