Cuando se argumenta que las retenciones sirven para limitar los niveles "extraordinarios" de rentabilidad de un negocio, parecería no tenerse en cuenta el valor del capital invertido para generar esas utilidades. Cuando sube el cash flow esperado de una explotación agrícola naturalmente sube el valor de los campos que se dedican a la misma. En ese punto, cada productor puede decidir realizar ese valor a través de tres estrategias básicas:
- Asumir el riesgo productivo y realizar el valor a través de sucesivos ciclos de siembra y cosecha, incurriendo en inversiones de capital de trabajo y para el mantenimiento del activo productivo
- No asumir el riesgo productivo y arrendar el campo a cambio de un valor menor que el que podría obtener si produjera (básicamente un arbitraje de riesgos), pero incurriendo en el riesgo precio del arrendamiento.
- No asumir el riesgo productivo y vender el campo a un precio que refleje los posibles flujos futuros del mismo, descontados por riesgo
El valor de cualquiera de estas estrategias debería ser exactamente igual, aunque los cash flows sean distintos en función de los niveles de riesgo asumidos en cada caso. OBVIAMENTE cada productor se decidirá por cada estrategia en función de su propensión al riesgo y su capacidad para disminuir ese riesgo a través de estrategias de diversificación.
Un sistema de retenciones progresivas, analizadas bajo esta luz tiende a penalizar a quienes toman mayores riesgos y favorecer a quienes arriendan sus campos a terceros o los venden.
En ese caso, ¿quiénes tienen más propensión a comprar campos? Aquellos con mayor apetencia al riesgo y aquellos capaces de absorber / mitigar ese riesgo más eficientemente.
Y ¿quiénes son esos sujetos? En general, los productores de mayor escala, que por tener menores costos pueden absorber mayores impuestos a igual nivel de precio que los productores pequeños.
Ergo, las retenciones favorecen la concentración de la producción en menos manos. ¿Eso está mal? No necesariamente, en la medida que esa concentración mejore la productividad del sector y libere capital para otros fines. Pero al ser basada en un impuesto que, básicamente, distorsiona las señales de precio del mercado, existen altas chances de que esa concentración no sea necesariamente eficiente
Entonces, las retenciones favorecen a una concentración de la propiedad sin asegurar una mayor eficiencia productiva.
Las retenciones son un instrumento que bien podría haber sido diseñado por alguien que busque la concentración del sector. Al basarse en precios y no en utilidades, penalizan más al productor sin escala que al gran productor. Entonces las retenciones pueden dejar a pequeños productores por debajo de su umbral mínimo de generación de caja .
Además, al basarse en valores de corto plazo y no en valores de largo, penalizan al que tuvo un mal año aunque haya tenido muchos buenos años y favorecen, nuevamente, al que tiene producciones menos variables o la suerte de un buen año. O sea, aumentan el impacto del riesgo productivo en forma sesgada hacia los malos riesgos. Nuevamente, tienen más chances de sobrevivir a un mal año un productor con espaldas que uno sin espaldas.
Ergo, las retenciones favorecen la concentración de la propiedad entre aquellos productores que tengan mayor capital para superar un mal año
Dicho de otra forma, al calcularse en función de un precio (implicando una cierta rentabilidad promedio de corto plazo para todos los productores), no son más que una forma burda de poner precios máximos al productor, lo que beneficia a los grandes productores.Finalmente al ser un impuesto sobre el ingreso que produce un activo productivo, actúan como herramienta para deprimir el valor de esos activos. Esto puede incentivar a muchos pequeños productores a vender ante la expectativa de una caida en el valor de sus campos.