Cerca de 619 un sacerdote italiano de nombre Paulinus fue desde el reino de Kent hacia Northumbria, a la corte del rey Edwin. Paulinus era parte del grupo de misionarios que el papa Gregorio había enviado para convertir Inglaterra a cristianismo. Ya llevaba casi 20 años en la isla y su viaje al norte tuvo como excusa acompañar a Ethebulga, princesa de Kent, quien iba a casarse con Edwin. Kent se había convertido al cristianismo gracias a estos misioneros gregorianos, pero todos estos reinos, comunmente conocidos como anglosajones, eran el resultado de la invasión de tribus germanas durante los dos siglos anteriores y mantenían la religión originaria de los pueblos germanos originarios de la costa del Mar del Norte.
Edwin era el más poderoso de los reyes anglosajones de su época. Era un guerrero incansable que sometía a sus vecinos para luego cobrarles tributo, con el que premiaba a sus guerreros. Obviamente, ser rey en esa época era muy riesgoso: una derrota que implicara no tener un botín que distribuir podía resultar en el fin de su reinado y también de su vida....
Para estos reyes, su religión y el culto a sus dioses eran parte central para el logro de sus victorias. Asombrosamente, Paulinus logró convencerlo de cambiar de creencias, y lo bautizó en York, en Pascuas de 627, junto con parte de su familia y sus guerreros. Paulinus se transformó en el primer obispo de York, con el apoyo de Edwin (hasta su muerte en batalla en 633). Una historia perfecta, con un final feliz para el curita aventurero....pero como toda historia real, los detalles son lo importante para entender el proceso. Veamos los detalles.
En 626 Ethelburga dio a luz a una hija. Paulinus le aseguró a Edwin que la ausencia de problemas en el parto y la buena salud de la beba se debían a sus rezos. Poco después Edwin se lanzó a una guerra contra los sajones del oeste y prometió convertirse si los derrotaba. Como prueba de su compromiso permitió el bautismo de su hija. Edwin fue, vio y venció. A su regreso empezó a aprender de cristianismo con Paulinus. En un momento, convocó a un consejo para asesorarlo sobre qué hacer. Lo interesante es que el sacerdote pagano, de nombre Coifi, apuntó que una vida dedicada a adorar a sus dioses le había aportado materialmente poco a él, principal intermediario entre esos dioses y el rey, por lo que probablemente sería aconsejable convertirse a la nueva religión.
Y es así que vemos que los cambios de opinión abruptos y sorprendentes muchas veces tienen los mismos motivos ocultos tras un trasfondo de supuestos valores: mejora material para quienes cambian.
Caramba, no sé por qué se me ocurren paralelismos con ciertos cambios abruptos de parecer en la Argentina de nuestros días....