El otro día se me ocurió estructurar la forma en que se debería decidir la política exterior argentina, si la misma fuera dirigida por personas con fuertes problemas cognitivos. Pensé que lo ideal era que cada vez que tuvieran que analizar sus priorides de acción se hicieran :
1. ¿Somos un país capitalista y democrático o socialista y autocrático?¿Existe chances que dejemos de ser democráticos y capitalistas? ¿Estamos de acuerdo con regímenes de partido único o preferimos las democracias? ¿Creemos en la propiedad privada o en la propiedad colectiva de los medios de producción?
2. ¿Qué conviene en términos de política exterior: invertir tiempo y recursos en gestionar la relación con un país grande, poderoso y con muchas inversiones en el país o con un país pequeño, pobre, que a duras penas puede pagar sus gastos y no puede, ni podrá invertir jamás en Argentina?
3. ¿Qué es más importante de cara al FUTURO: tener buenas relaciones con un presidente joven recién elegido o con un anciano moribundo? (si, es cínico, pero estoy partiendo el problema en pedazos)
4. ¿Qué conviene: quedar pegado al liderazgo de un país cuyo sistema cambiará en el corto plazo y que se limita a sobrevivir como sea, o al liderazgo de un pais que tiene un sistema establecido y que ha superado con éxito (no sobrevivido) todos los escollos que enfrentó en las últimas décadas?
Entonces, nuestra presidenta ¿debería dedicar más tiempo a Australia o a Corea del Norte?
(Si alguien pensaba que estaba hablando de USA y Cuba, no entienden nada: solo un desahuciado encerrado en un pote de duraznos en almíbar puede pensar que esa opción tiene algún tipo de necesidad de ser evaluada)
1 comentario:
Quizás se equivocó de Corea. Mirá que ya le pasó con Guinea. Nadie le supo decir que había tres (ella obviamente sabe tanto de geografía como de química), y le vino Teodoro Obiang.
O a lo mejor son tan brutos que llamaron a la única donde hablaban castellano.
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